BTS es una banda surcoreana que ha traspasado fronteras y, que, superando muchos obstáculos, se ha convertido en el grupo más exitoso de los últimos 30 años. En junio del 2022, cuando los integrantes de la banda anunciaron que pondrían sus trabajos grupales en pausa para dedicarse a hacer cosas en solitario -luego sabríamos que este anuncio estaba relacionado también con el hecho de que los miembros deberían empezar su servicio militar obligatorio- algunos sectores de la industria del entretenimiento empezaron a cuestionarse, entre otras cosas, el cómo crear un “nuevo BTS” para llenar el espacio que estos chicos dejarían mientras sirven en el ejército de su país. Y es que, siendo ellos uno de los actos más generadores de ingresos en el negocio de la música (el 5º más lucrativo del año pasado de acuerdo con las estadísticas de Billboard), es comprensible el deseo de llenar ese “vacío”.
Ahora, el problema es que, explicar -y por lo tanto, replicar- el éxito de BTS es muy difícil porque, quienes los conocemos, sabemos que va más allá de una simple fórmula.
Es una conjunción compleja de elementos entre las que destaca por supuesto el talento, pero que incluye otras cosas como la libertad creativa, el mensaje significativo que transmiten -y con el que cualquiera puede conectarse-, el trabajo en equipo, la personalidad carismática de los miembros, la buena producción, las buenas decisiones, la mercadotecnia, el manejo de las redes sociales…y el buen liderazgo.
Y, precisamente, en este artículo quisiera enfocarme, como el título lo promete, en el liderazgo de Kim Namjoon.
Kim Namjoon, también conocido como RM (que es su nombre artístico), es, de todos los miembros de la banda, el que tiene el título de líder. Y, contrario a lo que se pudiera pensar, él no es el vocalista principal de BTS, ni el más grande en términos de edad, por lo que tampoco es un “papá regañón” para los otros integrantes del grupo. Sus funciones como líder son un poco más sutiles: tienen que ver con producción, decisiones creativas, representar a la banda ante los medios de comunicación, e incluso, mediar conflictos que puedan surgir entre los miembros.
Ahora, ¿qué fue lo que llevó al creador de la BTS a elegir a este chico como líder? Namjoon se consideró para esa posición por ser el primero que reclutaron para el grupo, pero además tiene otras características que lo hacen perfecto para estar al frente del conjunto y que cualquier otro líder puede observar -y tal vez- replicar para manejar un equipo de manera exitosa. Estas son las que lecciones de liderazgo de Kim Namjoon que he podido distinguir:
Dejar que todos los miembros del equipo brillen y aporten sus fortalezas al logro de los objetivos: Si bien Kim Namjoon es quien da la cara por el equipo en las entrevistas (él es el único de los miembros que habla inglés de manera fluida), también es verdad que, cuando es el momento, da su lugar y alienta a los otros miembros para que hagan lo propio. Las canciones que ha producido para la banda aprovechan las fortalezas de cada uno de ellos a la perfección. Él parece tener muy claro, tal vez de manera lírica, que un gran líder no es quien está siempre adelante del equipo, sino quien puede estar detrás de él animándolos para brillar.
Preocuparte por el lado humano de las personas: Es muy notorio el cariño y respeto que los demás miembros le profesan a RM. Y no es para menos. Si bien su personalidad no es excesivamente melosa, siempre está allí para los otros chicos, preocupándose por ellos, escuchándolos y poniendo su seguridad y bienestar, ante todo.
Ser muy bueno en lo que haces: Leía hace poco en un artículo de Harvard Business School of Publishing, una cita de Margaret Heffernan, autora de un libro llamado The Naked Truth: A Working Woman’s Manifesto on Business and What Really Matters (Jossey-Bass, 2004), que dice lo siguiente: “No hay atajos. Usted realmente tiene que aprender sobre su oficio y ejecutarlo con un alto nivel de habilidad”. El poder -dice el artículo- debe provenir de usted, no de la posición que tiene en una organización o equipo. En el caso de Kim Namjoon, esto es verdad. Su posición de líder no se debe solamente a que fue el primer miembro para formar parte de BTS, sino a sus grandes habilidades como rapero, productor, músico, a su alto coeficiente intelectual (se dice que tiene un IQ de 148), y su personalidad en sí misma, que, sin ser particularmente protagónica o agresiva, proyecta confianza y autoridad. Ciertamente, no todos podemos poseer talentos excepcionales. Pero la preparación, la superación, la capacitación constante es algo que siempre se recomienda, y que nos puede llevar a poseer ese tipo de autoridad que no proviene solamente de nuestro lugar en la jerarquía organizacional. Lo que, por cierto, eso nos lleva al siguiente punto:
Cultivarte constantemente: Parece ser lo mismo que el punto anterior, pero en realidad, si observamos bien, son dos cosas distintas. Uno puede tener talento, y no necesariamente cultivarse, y lo contrario también puede ser cierto (es decir, se puede ser una persona que no posee tanto talento, pero que sí se cultiva, trabaja y estudia para mejorarse). El cantante Alejandro Sanz alguna vez comentó que lo segundo -el estudiar y trabajar duro- puede ser incluso más importante que lo primero -tener talento-, si lo que se quiere es alcanzar el éxito. Kim Namjoon puede ser un ejemplo de ambas cosas, porque no solamente posee talento, sino que es entre otras cosas conocido por su gran afición a la lectura. Es alguien que, además, está constantemente escuchando y compartiendo música nueva (siendo esa su área profesional, el hacer esto es de vital importancia). Parece una frase trillada, pero es verdad que, como dijo Benjamin Franklin, lo que inviertas en tu mente, te puede llenar los bolsillos. El aprendizaje constante, la capacitación -que muchas veces está subestimada-, puede ser un factor que agregue mucho valor tanto a tu profesión como a tu vida.
El mostrarte vulnerable: El líder de BTS no es ajeno a las demostraciones de vulnerabilidad. En alguna ocasión ha publicado en Weverse -la red social que la agrupación más utiliza para comunicarse con sus fans,- sobre los momentos en los que se siente mal emocionalmente. De igual manera, el día que los miembros anunciaron la pausa de sus actividades grupales, no tuvo reparo en mostrarse vulnerable y emocional, además de compartir las tribulaciones que lo estaban aquejando debido a la presiones que la creciente popularidad del conjunto le estaban produciendo. El mostrar que también se tienen momentos de debilidad como seres humanos, puede, sin duda, acercarte al equipo y ayudar a que crezca la confianza entre sus integrantes. Contrario a lo que comúnmente se cree (se llega a pensar que la vulnerabilidad es signo de debilidad), el abrirse y mostrar los sentimientos que nos aquejan es un gran acto de valentía y fortaleza. Por supuesto, es cierto que no todos los ambientes se prestan para compartir nuestros sentimientos, además de que es recomendable hacerlo de manera asertiva, en el momento y lugar apropiados, con las personas correctas y sin dañar a otros, pero, si algo podemos aprender de este rasgo -a mi particular punto de vista- es que validar las emociones es importante. No dejar que se desborden ni nos controlen, pero sí reconocerlas y fluirlas apropiadamente. Y, como plus, yo agregaría que si en tu equipo de trabajo no hay la suficiente confianza para que puedas ser vulnerable y/o tus emociones se desbordan de manera incontrolable, eso puede ser indicativo de que hay un área de oportunidad interesante en la que trabajar.
Congruencia: Va muy de la mano con los puntos anteriores. La congruencia es un concepto que no se puede dejar de lado en el modelo de liderazgo del siglo XXI. Antiguamente los líderes (no solamente de negocios sino de familias, religiones, países, y en general de cualquier grupo humano) solían aplicar para sus gestiones una conducta que parecía tener como bandera el lema “no hagas lo que yo hago, haz lo que te digo”. Ese modelo no es funcional hoy en día. Desde algunos “Baby Boomers” (que empezaban con las protestas, los movimientos sociales) hasta la generación Z y posteriores, desde los niños pequeños hasta los chicos en edad escolar y los adultos en las empresas, ya es difícil que las personas hagan las cosas solamente porque se los ordenan, sin cuestionarse el por qué se les piden las cosas, o la autoridad real de quien se las pide. La era de la información en la que vivimos ha hecho la situación todavía más difícil en ese sentido, dado que la mayoría de nuestras conductas son prácticamente públicas, y están sometidas al escrutinio de todos. Ya sea que nos guste o no postear en las redes, lo cierto es que todos estamos expuestos a ellas, y lo que hacemos -para bien o para mal- siempre puede ser exhibido. Por lo tanto, si, como persona, yo no hago lo que predico, hoy en día es más fácil que la gente se de cuenta de esto, me juzgue por ello, y, en consecuencia, puedo perder autoridad y liderazgo.El reflexionar si esto es bueno o malo sería buen tema de otro artículo, pero el punto al que quiero llegar con esta introducción, -retomando el análisis de la forma de liderazgo de RM- es que él, al igual que los demás miembros de la banda, hasta el momento se ha mantenido lo más alejado posible de los escándalos de la farándula y más bien utiliza sus redes sociales para postear cosas que tienen que ver con sus intereses, que, además de la música y la lectura, incluyen las caminatas al aire libre y el coleccionismo de arte. El interés genuino de Namjoon en el arte sin poses ni anuncios pagados (él más bien ha donado dinero a museos y fundaciones que preservan piezas de arte) ha logrado que los jóvenes se acerquen a los museos, algo que le valió que tanto la prestigiosa galería Art Basel como el New York Times le hicieran entrevistas y le publicaran artículos sobre estos hechos en particular. El ejemplo, por lo que vemos, es algo muy poderoso. Y, como simples mortales, tal vez está fuera de nuestro alcance donar grandes cantidades de dinero a fundaciones que preservan arte -o a cualquier organización que apoye algún tema de nuestro interés-, pero lo que sí podemos hacer es trabajar para transformarnos en una mejor versión de nosotros mismos. Procurar ser amables, respetar al prójimo, ser respetuosos de la ley, realizar acciones para cuidar el medio ambiente…son pequeñas cosas que están a nuestro alcance, y que, como vemos, pueden hacer una diferencia no solamente en nuestra calidad de vida, sino también con aquellas personas con las que convivimos a diario -familiares, amigos, colaboradores-.
Adriana Nasta
Licenciada en Pedagogía y Business Coach Profesional
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