Quienes estamos inmersos en el mundo del coaching sabemos que en los últimos años, ha habido un “boom” de esta profesión. En el ámbito de las empresas es donde más demanda existe el coaching y donde más se aplica, pero también hemos oído hablar de los famosos “cursos de coaching” de tres niveles que admiten no solamente a personas de negocios, sino al público en general.
Ya hemos hablado en algún artículo anterior sobre estos cursos de “coaching”, sin embargo, en esta ocasión es necesario volvernos a referir a ellos porque muchas veces, dada la naturaleza de este tipo de entrenamientos, hay personas que llegan a pensar que el coaching es una práctica que pretende suplir a la terapia, o ser una versión un poco distorsionada de ésta. Haremos énfasis en que no pretendemos hablar de la calidad o la pertinencia de la metodología que se lleva a cabo en este tipo de cursos, pero lo que sí podemos hacer es puntualizar las diferencias que hay entre el modelo de coaching que promueve y avala la ICF (International Coach Federation) –que es el que nosotros manejamos y conocemos- y la terapia. Y también, por qué no, hacer una lista de cuáles son las similitudes entre ambos.
Lo que pretendemos mostrar en este artículo es que para nosotros los coaches afiliados a la ICF, el coaching NO es una versión distorsionada de la terapia, y que más bien es un complemento de ésta.
Los coaches ICF, de hecho, dado nuestro código de ética, tenemos mucho respeto por la profesión del terapeuta, y estamos obligados a referir a nuestros clientes a algún profesional de la salud mental si el caso lo amerita.
Y bueno, para entrar en materia, necesitamos recordar qué es para nosotros el coaching. El coaching, según nuestra definición en ICF, es “el arte y la ciencia para mejorar el performance, facilitar el aprendizaje y propiciar el desarrollo Integral de las personas a fin de lograr resultados extraordinarios en sus vidas, carreras, negocios y organizaciones”. Todo esto implica, entre otras cosas, que la persona vea al futuro y se marque metas. Es allí donde tiene puesta la mirada el coaching: en cómo moverte del estado actual hacia un estado en el futuro logrando tus objetivos.
La terapia, por otro lado, (apegándonos estrictamente a la definición de la RAE) es “el tratamiento de enfermedades mentales o psicosomáticas y los problemas de conducta mediante técnicas psicológicas.”.
Terapia viene del griego “therapeia”, que significa “curación”.
Así entonces, podemos decir que los psicólogos, psiquiatras y psicoterapeutas tienen como función u objetivo sanar a los pacientes que presentan malestares, problemas, traumas o padecimientos emocionales y/o psicológicos -que, por cierto, son mucho muy comunes y pueden aquejarnos a todos en cualquier etapa de la vida-. El trabajo del terapeuta o profesional de la salud mental se lleva a cabo a través de consultas en las que se indagan las causas (que por lo general que se enfocan en sucesos del pasado) y mediante el diagnóstico, se prescribe la solución a los pacientes o incluso se les receta algún medicamento en caso de contar con el entrenamiento adecuado para ello.
Entonces, partiendo de estas dos definiciones, ¿en qué se diferencía el coaching ICF de la terapia? ¿En qué podría llegar a ser similar? Veamos esta tabla:
¿Y cuáles serían las similitudes entre ambas profesiones?
Tanto en el coaching profesional de la ICF como en la terapia, se trabaja uno a uno con el cliente en el marco de una relación profesional, en un ambiente de confidencialidad y de confianza.
Ambos (tanto el coaching como la psicoterapia) tienen algunos marcos teóricos de referencia en común como la presencia (atención plena), la escucha activa y las preguntas. En el coaching, se utilizan para facilitar los cambios de vida que desea el cliente, en la terapia, para diagnosticar y tratar los trastornos y/o dolencias del paciente.
Así como el coaching puede nutrirse de algunas teorías de psicología, la terapia puede valerse de las herramientas del coaching para potenciar sus resultados.
Como decíamos al principio, lo que más nos interesa es dejar en claro que un coach ICF no compite ni sustituye a un psicoterapeuta. Creemos firmemente que son dos profesiones que tienen objetivos diferentes y complementarios. Si eres coach profesional, recuerda siempre apegarte al código de ética de ICF y a escuchar las necesidades de tu cliente para que puedas apoyarlo de la mejor manera. Si reconoces que los objetivos que se propone tu cliente pertenecen al ámbito de la psicoterapia (procesar un duelo, superar una adicción, un trauma emocional, lidiar con la depresión, etc.), no dudes en sugerirle que recurra a algún psicólogo-psiquiatra-terapeuta de su confianza. Si eres psicólogo o psiquiatra, antes de juzgar si el coaching te está haciendo una competencia desleal con tus posibles clientes, te invitamos a darte la oportunidad de conocer de primera mano la labor de la ICF, que, a través de sus programas y entrenamientos aprobados puedan ofrecerte con el coaching una nueva y extraordinaria herramienta que puedes incorporar a tu profesión para ampliar tus posibilidades y potenciar tu trabajo.
Lic. Adriana Nasta
Directora académica
Ontology Training de México
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